Vueltecilla rutinaria por la Yecla esta mañana, y así poder comprobar qué ambiente se respiraba por allí durante las primeras horas de la primavera. Qué mejor forma de inaugurar la recién estrenada estación? Nada más llegar, dos son las sensaciones que percibo: tranquilidad y frío; tranquilidad por la ausencia total de turistas (y también por la escasez de cantos), y frío por el fuerte viento de componente norte reinante. Esta quietud sólo se ve quebrada por la algarabía de las chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y por los tímidos cantos de algún Petirrojo (Erithacus rubecula), Curruca capirotada (Sylvia atricapilla), Carbonero común (Paus major), Trepador azul (Sitta europaea), Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), Verdecillo (Serinus serinus), Pardillo común (Carduelis cannabina) y Escribano montesino (Emberiza cia).
Mi idea principal era ver si ya habían llegado al lugar los alimoches (Neophron percnopterus), dado que en otros territorios de cría provinciales ya se encuentran instalados desde hace bastantes días. No he podido corroborarlo! Yo pienso que todavía no están, al menos no los he visto, pero tampoco he tenido el tiempo suficiente como para poder realizar una prospección adecuada y poder afirmarlo.
La noticia agradable de la mañana ha sido mi reencuentro con el Treparriscos (Tichodroma muraria), de quién no tenía noticias desde el 1 de marzo; es más, yo pensaba que ya nos habría abandonado... pero no... por lo que se ve aún se resiste a dejarnos! Lamentablemente, en pocos días lo hará (o así debería de ser) y no volveremos a saber de él ya hasta el próximo mes de octubre. Al menos nos queda el haber podido disfrutarlo durante estos últimos 5 meses. Su observación que me ha deparado muy buenos momentos... y también algún que otro susto!
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