Aprovechando que este comienzo de año apenas nos está proporcionando novedades por aquí, y con el objeto de reactivar un poco el blog que últimamente se encuentra bastante
parado, no por falta de ganas sino más bien por la falta
de contenido inédito que compartir, creo oportuno retomar las entradas monográficas dedicadas a alguna de las aves más representativas de la Sierra de la Demanda.
En esta ocasión nuestro protagonista es el carbonero palustre Poecile palustris, un pajarillo de apenas 12-13 cm. de longitud, de carácter inquieto, discreto, y por lo general confiado. El colorido de su plumaje es sobrio, pero elegante. Presenta capirote y mentón negros (brillante en los adultos y de tono mate en los jóvenes), que contrastan con la cara blancuzca ("sucia" en los jóvenes); el plumaje general del cuerpo es pasdusco, más grisáceo por encima y blanquecino por debajo; las alas y la cola también son pardas, más oscuras en contraste con el resto del cuerpo.
En esta ocasión nuestro protagonista es el carbonero palustre Poecile palustris, un pajarillo de apenas 12-13 cm. de longitud, de carácter inquieto, discreto, y por lo general confiado. El colorido de su plumaje es sobrio, pero elegante. Presenta capirote y mentón negros (brillante en los adultos y de tono mate en los jóvenes), que contrastan con la cara blancuzca ("sucia" en los jóvenes); el plumaje general del cuerpo es pasdusco, más grisáceo por encima y blanquecino por debajo; las alas y la cola también son pardas, más oscuras en contraste con el resto del cuerpo.
Bien visto no ofrece duda de identificación alguna, pero en una observación fugaz o realizada en condiciones adversas, el carbonero palustre podría ser confundido con otras especies comunes en la zona como son sus parientes el carbonero garrapinos Periparus ater y el herrerillo capuchino Lophophanes cristatus, o con un macho de curruca capirotada Sylvia atricapilla. Podría enumerar las diferencias existentes entre cada uno de ellos pero, dado que "una imagen vale más que mil palabras", en este caso voy a hacer uso de la célebre frase y voy a poner alguna imagen de estas especies "potencialmente confundibles" para que se pueda realizar su comparación de forma visual.
Carbonero garrapinos (Periparus ater) |
Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus) |
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) |
Durante el periodo de cría el carbonero palustre prefiere los bosques de caducifolios para vivir, principalmente robledales y hayedos con viejos árboles en cuyos troncos poder esconder el nido, cerca del suelo. La única puesta anual se realiza entre abril y mayo, y por lo general consta de entre 6 y 10 huevos. El periodo de incubación ronda las dos semanas, periodo similar al que los pollos permanecen en el nido.
Su alimentación varía en función de la época del año. Durante la primavera y el verano se alimenta principalmente de insectos y arañas, mientras que durante el otoño y el invierno los frutos y las semillas se convierten en su dieta base.
Como sucede con otras tantas especies de montaña, durante el otoño y el invierno pueden realizar movimientos altitudinales, pudiendo ser entonces observadas en zonas donde la especies está ausente el resto del año; en estos casos, generalmente buscan alimento y resguardo en los sotos fluviales y en las áreas con cobertura arbórea y de matorral próximas, con frecuencia formando parte de los típicos bandos mixtos de páridos y otras especies afines como los mitos comunes Aegithalus caudatus y los agateadores europeos Certhia brachydactyla.
Por último, y a titulo informativo, señalar que las imágenes que sirven para ilustrar esta entrada fueron tomadas el pasado 25 de enero en Salas de los Infantes (con la excepción de las tres fotos comparativas, que son de archivo).
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